A pesar de las reformas que este viejo edificio de la Universidad necesita, no se puede quitar del centro del debate que este le ha quedado chico a nuestra Facultad: a Humanidades le urge una nueva sede, acorde a sus necesidades, que amplíe la cantidad de salones para ofrecer todos sus cursos, que incluya entradas accesibles para personas con discapacidad, espacios de cuidado para los hijos e hijas de nuestra comunidad universitaria, espacios comunes donde poder estudiar tranquilamente o hacer trabajos en equipo, entre otros.
Este año, en la lucha presupuestal de la Universidad, logramos defender los recursos con los que se nutrirá la futura obra de la Facultad. En el proyecto de ley de Rendición de Cuentas que elevó el gobierno, se eliminaban los fondos del Aporte Adicional del Fondo de Solidaridad, equivalente a un recorte de $600 millones en cuatro años. Esos fondos del Adicional se usaban para financiar una parte importante de las obras de la Universidad. Justamente, en el Plan de Obras de Mediano y Largo Plazo (POMLP), la primera construcción de entidad que se prevé realizar es la de la nueva sede de Humanidades6.
Con la movilización de este año, logramos revertir ese recorte, que afectaba directamente las posibilidades de tener un nuevo Edificio: finalmente el Parlamento votó una asignación de fondos a la Universidad para suplementar lo que perderá por la eliminación del Aporte Adicional.
En los próximos años se definirá la obra del nuevo edificio de la Facultad. Desde la 21 de junio, impulsaremos una encuesta estudiantil para que este proyecto contemple las necesidades edilicias que vemos como estudiantes.
SEGUIREMOS PELEANDO POR MÁS SALONES, PARA MÁS CURSOS EN MÁS HORARIOS. ¡ARRIBA LA LUCHA ESTUDIANTIL!
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