El pasado 17 de noviembre el Consejo de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación resolvió, después de un año y medio de emergencia sanitaria, volver a la presencialidad.

La naturalización de la llamada "nueva normalidad" aparentemente hace preciso explicar lo que es de perogrullo: que después de tomar medidas extraordinarias para afrontar una pandemia mundial, si la situación sanitaria ha mejorado, es necesario tomar medidas para recomponer la vida universitaria.

En marzo de 2020 todas las Facultades se vieron obligadas a virtualizar su función de enseñanza, no por considerarlo adecuado para la formación universitaria, sino por la fuerza mayor de una crisis nacional.

Sin embargo, como hemos anticipado, durante la pandemia comenzó a gestarse un discurso de nueva norma que ha pujado intensamente por instalarse. Aquel análisis mercantilizador, que en las últimas décadas fue avanzando en América Latina fundando "carreras a distancia"; aquel modelo educativo que defendía en 2014 Claudio Rama porque "minimizaba costos" en la Enseñanza Pública; aquella importación forzosa, que hasta ahora había sido resistida por los gremios y sindicatos de nuestra enseñanza, hoy es proyecto de ley en Uruguay.

Defendida por la coalición de gobierno, y promovida por todos los medios de prensa serviles a la oligarquía, la virtualidad intenta "haber llegado para quedarse".

No obstante, ante un Senado que chantajea a la Universidad de la República con recortes a su presupuesto si no virtualiza la enseñanza; ante un Rector que coquetea con los medios de prensa dando cabida al chantaje; ante las declaraciones del actual Ministro de Educación del Partido Nacional en la Unesco, afirmando que "el futuro de la educación es híbrido"1; ante los proyectos de ley del Partido Colorado2 y Cabildo Abierto3 impulsando la "mixtualidad" en la enseñanza; ante un presupuesto educativo insuficiente que genera disputa a la interna universitaria; ante la postergación presupuestal y social que esta Casa de Estudios viene sufriendo desde hace décadas, la Facultad de Humanidades se para firme, con la inusual unidad de sus órdenes, contra la marea.

Para muchos resultará una subversión de una pequeña Facultad que debe ser neutralizada; para nosotros/as se trata de un acto de inmenso coraje que le hace honor a su historia.

Desde luego no se han tardado las presiones para revertir la resolución de este Consejo. Nuestra respuesta es la misma que dimos antes de las Elecciones Universitarias: es evidente que el "sistema mixto", en una Facultad postergada como la nuestra, tiende indefectiblemente a la virtualidad total, y NO estamos a favor de convertir a la Facultad de Humanidades en un "servicio a distancia". Antes de las elecciones dijimos que la virtualidad sería el acabose de la Facultad de Humanidades, y que ante semejante crimen institucional no seríamos cómplices ni omisos. En efecto, mantuvimos nuestra palabra.

Lo anunciamos antes y lo sostenemos ahora. La Agrupación de Estudiantes 21 de junio presenta sus ideas y propuestas públicamente y sin pruritos (claro que no todos pueden decir lo mismo), poniéndolas a consideración del estudiantado en la celebración democrática más importante de la Universidad de la República. El estudiantado ha definido respaldar ese Programa4 con un imponente pronunciamiento.

No desoiremos a los más de 1400 estudiantes que depositaron en nuestras compañeras su apoyo para defender la presencialidad, para trabajar por la diversificación de horarios, por más salones para poder cursar, para exigir más becas y más presupuesto para Humanidades, y para defender a la continuidad de la TUCE en nuestra Casa de Estudios.

Dijimos en campaña que cuando votás a la 21 de junio, sabés lo que estás votando. Y eso es porque tenemos un compromiso con nuestro Programa y con los principios fundamentales que nos unen como estudiantes.

La defensa de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación es para nosotros un principio fundamental que, a lo largo de nuestra historia, hemos demostrado llevar a cabo en nuestra práctica política concreta.

Este semestre, con la habilitación sanitaria para volver a llenar los salones (con el tope de 600 estudiantes al mismo tiempo en todo el edificio), fuimos testigos del vaciamiento de nuestra Casa de Estudios con el engañoso "sistema mixto", donde la presencialidad pasó a ser un complemento de la virtualidad. Después de esta experiencia, en todos los órdenes está presente la preocupación por el futuro cercano de la Facultad, incluso entre quienes defendían la virtualidad antes de la pandemia (es decir: antes de experimentarla).

Defender la presencialidad es defender los puestos de trabajo de docentes y funcionarios, es rechazar la precarización de nuestra enseñanza, es definir ir por más becas estudiantiles, por una sala de lactancia, por espacios de cuidado para las hijas e hijos de la comunidad universitaria, por espacios salubres de trabajo y de aprendizaje.

En el primer semestre anticipábamos que la virtualidad iba a implicar echar por tierra el nuevo edificio que la FHCE viene negociando hace 10 años. Hoy, con la "mixtualidad andando", cuesta encontrar razones para seguir sosteniendo el actual. Por eso la unidad de los órdenes es de suma importancia para volver a la presencialidad.

No obstante, en el Consejo no hemos hecho acuerdo con todo el proyecto de resolución. Propusimos que si se volvía a la asistencia obligatoria prevista en el Reglamento de Estudios de Grado (en los cursos prácticos y teórico-prácticos), el Consejo debía avanzar en una propuesta de diversificación de horarios para garantizar que quienes trabajan puedan cursar. Dado que no hubo acuerdo en resolverlo en esa sesión, hemos votado en contra de la vuelta al control de asistencia.

Hoy se intenta hablar de exclusión e inclusión en términos de situaciones individuales y, ciertamente, dificultades particulares tenemos todos/as. Es clara la imposibilidad de atender todas las particularidades de la vida privada de miles de estudiantes, pero sí es posible visualizar las grandes problemáticas. Lo cierto es que en la Facultad de Humanidades LA MAYORÍA de los estudiantes son excluidos. Año a año, cientos de estudiantes SE QUEDAN AFUERA.

La mayoría de las y los estudiantes de Humanidades somos trabajadores y trabajadoras, y NECESITAMOS HORARIOS PARA PODER CURSAR, porque queremos cursar: ¡no nos conformamos con clases grabadas!

Esta necesidad se expresa de diferentes formas, no es necesario hacer un gran estudio, es evidente: basta con ir un día a las inscripciones de Humanidades para observar las legítimas quejas y el desconcierto de las nuevas generaciones que se enfrentan al caos de horarios de la Facultad; materias de un mismo semestre esparcidas a lo largo del día, falta de oferta de optativas o seminarios que encima se superponen en horario, por lo que pasamos a "optar" entre una opción o nada. Se expresa también en la alta deserción o en el alto promedio de años para el egreso. Se expresa, políticamente, en las instancias democráticas de masas, como son las Elecciones Universitarias, donde el estudiantado considera distintos análisis de la realidad universitaria y decide apoyar al que da respuestas a las problemáticas que enfrenta en su formación.

Las listas que defendimos la presencialidad TRIPLICAMOS a la segunda opción más votada, con un resultado histórico para Humanidades. El 70% de los estudiantes del interior votaron defender la presencialidad. Insólitamente, aún así hay quienes se cuestionan qué es lo que expresan las grandes mayorías.

Desde luego, eso no quita que haya conjuntos de estudiantes con situaciones problemáticas que pueden ser atendidas, y tenemos antecedentes de lograr la continuidad educativa en situaciones excepcionales. Por ejemplo, cuando cerró la Tecnicatura en Museología (a lo que por supuesto nos opusimos), un buen número de estudiantes se encontró en la difícil situación de no poder culminar sus estudios. Por eso en su momento exigimos soluciones concretas a este problema, y finalmente se encontraron alternativas que permitieron egresar de Museología aún cuando la carrera ya no existía, al poder realizar un recorrido por asignaturas de las licenciaturas de Historia y Antropología.

Entonces, si al finalizar la pandemia un buen número de estudiantes se encuentra en la difícil situación de no poder culminar sus estudios por no poder trasladarse a Montevideo, es importante estudiar alternativas para solucionar su continuidad. Se trata de políticas focalizadas para dar respuesta a una problemática concreta, lo que es DISTINTO a planificar la organización general de la enseñanza en base a la virtualidad aplicada en esta situación particular de la pandemia.

Como en todo, hay quienes quieren pescar en río revuelto. La Agrupación Humanidades en Acción, que pretende planificar la organización general de la enseñanza a partir de la situación excepcional de la pandemia, viene trabajando en la utilización política de algunos de los compañeros más afectados por la vuelta a la presencialidad: agitan una asamblea en la que dan a entender que se resolverá sobre modalidades de enseñanza, cuando en realidad la asamblea que propusieron es para asignarse un carguito más de lo que le corresponde en la Mesa Coordinadora del gremio.

Más allá de estas pequeñeces, es importante analizar el momento y planificar a futuro las discusiones para abordar los problemas planteados y luchar por conquistarlos.

Hoy la Facultad de Humanidades intenta resistir, con la unidad de sus órdenes, ante un nuevo avance mercantilizador que se presenta como "innovación". Paradójicamente, en pleno gobierno de coalición de derechas, el pensamiento contrahegemónico es acusado de ser conservador o reaccionario. Algunos dicen que no se trata de una cuestión política, evitando el hecho de que todos los partidos de derecha apuntan hacia el mismo proyecto educativo. Nosotros/as ya definimos de qué lado pelear. ¿Usted?


Notas
  1. https://ladiaria.com.uy/educacion/articulo/2021/11/pablo-da-silveira-en-madrid-el-futuro-en-la-educacion-es-hibrido/
  2. https://parlamento.gub.uy/documentosyleyes/ficha-asunto/152798
  3. https://parlamento.gub.uy/documentosyleyes/ficha-asunto/152698
  4. Ver en Nuestro Programa las secciones Una panorámica con menos zoom y Defender la presencialidad es defender la existencia de la Facultad de Humanidades.