Antes de que la reforma de 2014 eliminara el Semestre Básico Común, los estudiantes cursaban la asignatura Introducción a la Universidad. Desde luego, esta eliminación no fue casualidad: este curso formaba en cogobierno, introducía al estudiante en la historia del Movimiento Estudiantil, en cuáles son nuestros derechos y cómo fueron conquistados; en el papel contrahegemónico que ha tenido nuestra Facultad desde su fundación y sobre la necesidad de la investigación en Humanidades al servicio del interés de nuestro pueblo.
Hoy entran nuevas generaciones a la Facultad sin conocer realmente cómo funciona la institución, sin saber cuál es el papel de Humanidades dentro de la Universidad, sin pasar por un ámbito institucional que promueva su construcción colectiva desde el orden estudiantil, informando sobre los derechos y obligaciones que conlleva pertenecer a esta Casa de Estudios. Desde la Agrupación de Estudiantes 21 de junio venimos insistiendo en la generación de un curso introductorio que contemple todos estos puntos.
En este sentido, en el Consejo hemos argumentado reiteradamente en contra del curso de 5 días, Introducción a la Vida Académica (IVA), con el que han querido suplantar a Introducción a la Universidad. En su programa se planteaban objetivos imposibles de cumplir en tan pocas horas de clase y al final se terminaba mostrando poco más que las normas APA y alguna presentación de diapositivas con información institucional. La insensatez de su implementación derivó en que muchos estudiantes o bien se lo saltearan, o bien se lo intentaran «sacar de arriba» rápidamente.
En 2020 se le cambió el nombre al curso, pasándose a llamar “Introducción a la Vida Universitaria” (IVU); pero más allá del cambio de nombre, no se solucionaron los problemas que señalábamos. Al contrario, con la pandemia afloraron las peores estrategias posibles: a estudiantes que nunca habían podido pisar la Universidad, la FHCE ofreció un “curso autogestionado”, con Zoom de consulta opcional y unos «trabajos». Básicamente, a la nueva generación la Facultad le dijo «manejate». Nuestros reclamos en este sentido —señalando que 178 estudiantes reprobaron o desistieron el IVU— han derivado en que la Unidad de Apoyo a la Enseñanza repiense la estrategia, aunque aún queda mucho por hacer.
El curso introductorio debería tratarse de un curso ejemplar, con la participación de los docentes de más alto nivel que dan prestigio a nuestros Institutos. Debería tratarse de un curso que en vez de espantar a los estudiantes, los invite a quedarse; un curso que dé cuenta de lo mejor que tiene esta Casa de Estudios, para alentar la permanencia en la institución.
Es insólito que en algunas carreras haya que ser estudiante avanzado para encontrarse con un docente grado 5. ¿Qué pasa con los Profesores Titulares? ¿se les cae algún título por bajar al llano a intercambiar con los principiantes? ¿Qué pasa con los docentes de Dedicación Total? ¿no pueden dedicar un par de clases a bienvenir a la nueva generación?
Por todo esto, una vez más ponemos sobre la mesa la exigencia de un curso introductorio digno.
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